Lima ha crecido desordenadamente, eso ya lo sabemos. Producto de ello le hemos dado la espalda al mar, nos hemos desarticulado como centro al no potenciar al río como eje desarrollador, y hemos vivido acostumbrandonos al caos.

Tomemos algunos ejemplos: La costa verde, llena de infraestructura inútil, improvisaciones, falta de planificación, desgobierno y obras sin sentido concebidas para servir de plataforma política para los alcaldes y gobernantes de turno. Una prueba clara de esto la vemos en el acceso hacia la Av. Del Ejército, en el sector del cuartel San Martin, donde tenemos campos deportivos, mercados, playas de estacionamientos, un cuartel militar, postas médicas, compañías de bomberos, además de los edificios más altos de la ciudad al borde del acantilado, todo en el límite de dos de los distritos con más recursos de Lima. ¿Cómo San Isidro y Miraflores pueden tener sus estadios municipales uno frente al otro en el sector mas privilegiado de la ciudad? ¿Por qué no es posible reubicar el estadio de San Isidro o unificarlo con el de Miraflores y potenciar su uso, ya que San Isidro es el distrito que tiene menor extensión de franja costera?

Esto nos lleva a pensar en cómo deberíamos planificar a la ciudad de cara al futuro. Lima ya no soporta el tener 42 alcaldes distritales que no responden a un orden de población o delimitación territorial coherente, y tampoco puede soportar el no incluir al Callao como parte de ella.

La propuesta consiste en sectorizar la ciudad en 5 zonas, orientadas por 2 ejes muy marcados, uno norte – sur (carretera Panamericana – COSAC) y otro este – oeste (río Rímac), teniendo como resultado 5 “Limas” (centro, norte, sur, este, oeste). Algo se está avanzando con las Mancomunidades, pero consolidarlo será una tarea difícil teniendo en cuenta el ego y celo político de los alcaldes.

El Metropolitano (COSAC) y el tren eléctrico corren en sentido Norte a Sur. El trazo de la línea 1 del Metropolitano es muy discutida, sobre todo al atravesar Barranco y dividir el distrito mas pequeño de Lima, afectando notablemente a un Centro Histórico con muchísimo potencial de goce y dinámica peatonal. Actualmente se están discutiendo las mejoras del Metropolitano, y como se empalmará con la Linea 2 del tren eléctrico y COSAC. Algunas sugerencias a las mejoras podrían ser que la Línea 1 continúe el trazo original hacia el sur, atravesando los antiguos viñedos y aprovechando que la Municipalidad de Surco ha hecho los esfuerzos necesarios para rehabilitar esa proyección de vía invadida desde hace mucho tiempo. Con esto podría llegar hasta Atocongo en la Panamericana Sur, empalmando con el tren eléctrico y generando un anillo vial mucho más eficiente que el actual, que necesita de buses alimentadores en sectores más alejados. La segunda Línea del Metropolitano ha sido sugerida por EMAPE para que se desarrolle de Este a Oeste, desde el Aeropuerto hasta Ate, tomando como eje las Avenidas Faucett, La Marina, Pershing y Javier Prado. La segunda línea del tren eléctrico ha sido propuesta también de Este a Oeste, pero siguiendo la línea del río Rimac (aprovechando el trazo actual del tren Lima – Chosica). Este es un proyecto nacional que esperemos sea el que finalmente se ejecute para empezar con el tejido vial que descongestione el tránisto en la ciudad.

Las alcaldías deberían ser Gerencias Urbanas (con rango Ministerial), elegidos por el Gobierno Central (o Gobiernos Regionales), y fiscalizados por el Congreso. Por ejemplo, en Lima Metropolitana, tendríamos un Gerente Urbano, y 5 sub gerentes, uno por cada centro (Lima Norte, Sur, Este, Oeste-Callao y Centro), todo enmarcado en un plan metropolitano, que a su vez esté ligado a un plan nacional, como era hasta los 80 con el Instituto Nacional de Planificación. Sé que no suena muy democrático, pero con esto además de ordenar y hacer más eficientes las ciudades, podríamos evitar situaciones tan absurdas como tener diferentes zonificaciones en una sola calle porque existe un límite distrital (la Av. Principal delimita San Isidro y San Borja con altura máxima de edificación para San Isidro de 4 pisos, y frente a ella San Borja con 8 pisos), terminaríamos con enfrentamientos entre distritos por territorios no delimitados por décadas, o podríamos dejar de tener en abandono a las calles y avenidas de límites distritales, acabando con el uso de los distritos como feudos por parte de algunos alcaldes.